Querría sujetarte las mañanas, hacer malabarismos con tu voz y con mi voz. Querría abrirte todas las ventanas pa’ que nos diese la brisa del mar en el colchón.
Han sido muchos los siglos de profunda oscuridad, de estar atados al miedo, de no poder despertar pero ya se están abriendo las flores del Arrayán con sus blancos mensajes.
Dios cree en nuestra pasión, en nuestra capacidad para elegir y luego pelear por aquello que hemos elegido. Dios nos ofrece un camino, y nos acompaña en ese camino.