En tiempos tan desafiantes como los que vivimos, volver a lo esencial nos trae libertad y calma, nos ordena, nos urge a plantearnos lo que realmente buscamos, dónde y cómo.
Nos preguntamos de nuevo qué está ocurriendo en las fronteras de nuestro mundo y cómo hemos podido llegar a este punto donde no somos capaces de reconocer ni un solo valor y donde somos testigos de ciertos tratos a grupos de personas que parecen no ser consideradas como lo que son: seres humanos.
No solo mata el que asesina, también arrebata la vida quien deja morir. ¿Quién dibujo esa línea que separa a tu alma de la mía? ¿Quién decidió darle solo a una valor?