Atento, ojo al mundo, que te lo estas perdiendo y lo ves a través de tu ojo de pez, el paisaje es de vida, no de papel, apaga eso y simplemente quédate.
No caigas en el error de creer que solo se hacen méritos con los grandes trabajos; hay pequeños servicios: regar un jardín, ordenar unos libros, peinar a una niña. El servir no es solo tarea de seres inferiores.
En tiempos tan desafiantes como los que vivimos, volver a lo esencial nos trae libertad y calma, nos ordena, nos urge a plantearnos lo que realmente buscamos, dónde y cómo.
Nos preguntamos de nuevo qué está ocurriendo en las fronteras de nuestro mundo y cómo hemos podido llegar a este punto donde no somos capaces de reconocer ni un solo valor y donde somos testigos de ciertos tratos a grupos de personas que parecen no ser consideradas como lo que son: seres humanos.