«El placer de servir»-Gabriela Mistral
Toda la naturaleza es un anhelo de servir.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú; donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde hay un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio de los corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría de ser sano y la de ser justo; pero hay la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera en él un rosal que plantar; una empresa que emprender.
No caigas en el error de creer que solo se hacen méritos con los grandes trabajos; hay pequeños servicios: regar un jardín, ordenar unos libros, peinar a una niña. El servir no es solo tarea de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: El que sirve. Y tiene sus ojos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?